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sábado, 16 de octubre de 2010

Ex diputado denuncia los hechos

En 2009, el ex diputado Cuauhtémoc Velasco denunció ante Reporte Índigo que desde hacía una década operaba en la Comisión Federal de Electricidad un “cártel de la electricidad”. 

Presentó pruebas contundentes de actos de corrupción cometidos por el entonces director de Operaciones Néstor Félix Moreno Díaz.

En 1999, Velasco denunció estos hechos ante la Procuraduría General de la República (PGR), lo cual le costó una campaña de persecución, incluso judicial y alentada desde la CFE, para silenciarlo.

La desaparición de Luz y Fuerza del Centro (LyFC) propició la oportunidad de poner el dedo en la llaga de la corrupción que impera en la CFE, empresa que según el Gobierno Federal es más confiable que LyFC.

La respuesta off the record que dio la paraestatal a Reporte Índigo hace un año fue airada. Desde la oficina del director Alfredo Elías Ayub hubo una defensa incondicional de Moreno Díaz. Se dijo que las denuncias en su contra eran falsas pese a estar documentadas por el órgano interno de control de la propia CFE desde 1999.

Las redes de corrupción desnudadas por una investigación que inició el FBI en 2005 demuestran que Cuauhtémoc Velasco tenía razón.

Sólo que a diferencia del año pasado y obligada por el Gobierno de Estados Unidos, la CFE ahora sí presentó una denuncia contra Néstor Félix Moreno Díaz, a quien primero le dio todas las facilidades para renunciar a su cargo y evadir la acción de la justicia.

Sin duda, Velasco es una fuente de información valiosa para la comisión especial encabezada por el diputado del PRI César Augusto Santiago, la cual pretende indagar a fondo los actos de corrupción de la empresa paraestatal.

Un año después de la denuncia que hizo ante Reporte Índigo, el ex diputado Cuauhtémoc Velasco narra la forma en que Moreno Díaz ha sido protegido.

Orden

Por otra parte, se dio a conocer que el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI) ordenó a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) dar a conocer el monto anual recaudado por concepto de Derecho de Alumbrado Público (DAP) en cada uno de los municipios de la república mexicana, del 2006 al 2009.

En respuesta, la CFE había indicado al particular que solicitó los datos que debía acudir a las instalaciones de cada uno de los centros de atención, debido a que el requerimiento representaba un amplio volumen de información, cuya base registral estaba desconcentrada en las mil 63 agencias nacionales correspondientes.

Es importante recordar que esta semana alcaldes de diversos municipios de Puebla se quejaron por la discrecionalidad con la que la CFE impone las tarifas de electricidad y marca los adeudos, lo que llevó al municipio de Atlixco a endeudarse y perder el servicio.

El recurrente de la solicitud presentó recurso de revisión ante el IFAI, en el cual manifestó su inconformidad por la modalidad en la que el sujeto obligado daría acceso a la información.

En alegatos, la CFE reiteró que la información está disponible a través de una consulta in situ y agregó que no cuenta con un sistema informático que concentre los datos a nivel nacional, ya que los convenios para la facturación del alumbrado público se establecen en cada municipio y, por tanto, el monto recaudado es responsabilidad de éste.

En el análisis, la ponencia de la comisionada Jacqueline Peschard determinó que a pesar de que se trata de información de todos los municipios del país, el particular requiere un dato específico —el monto recaudado por concepto del DAP—, el cual no representa un número exorbitante de documentos, como señaló la CFE.

CFE: Descubren a otra empresa

El expediente Lindsey Manufacturing Company 
La segunda etapa de la investigación del FBI inició el 18 de noviembre con la detención de John Joseph O’Shea.

Se le acusó de que “mientras se desempeñaba como gerente general de una unidad de negocios en Texas de una subsidiaria estadounidense de una corporación suiza (ABB), O’Shea organizó y autorizó pagos a diversos funcionarios de la CFE a cambio de contratos lucrativos”.

Gracias a la información proporcionada por Maya Basurto, se pudo descubrir que había otra empresa mexicana involucrada en la triangulación de los sobornos de ABB a la CFE. Se trataba de Grupo Internacional de Asesores, S.A. de C.V., encabezada por Faustino Enrique Aguilar y su esposa Ángela Gómez de Aguilar.

Ambos radicaban en Cuernavaca, Morelos, y tenían una relación de amistad con Néstor Félix Moreno Díaz.

Al rastrear movimientos bancarios similares a los realizados para ABB NM, el gobierno de Estados Unidos descubrió que la empresa de Aguilar servía como intermediaria deLindsey Manufacturing Company, compañía ubicada en Azusa, California. Sus principales contratos eran con empresas de gobierno, como la Comisión Federal de Electricidad.

Pero el monto de los sobornos ya no era del 10 por ciento del monto total del contrato asignado, sino de 30 por ciento. En este nuevo caso, se descubrió que el eje de la corrupción también era Néstor Félix Moreno Díaz.

El FBI revela en el expediente judicial que estos hechos ocurrieron entre 2002 y 2009.

Aguilar, Moreno Díaz y el ex director de Operaciones Arturo Hernández Álvarez recibieron una parte de sus sobornos en especie, como el yate Dream Seeker, de 1.8 millones de dólares, que fue incautado por la Procuraduría General de la República un año después de que se dio a conocer el caso en la Corte de California.

Otro regalo fue un Ferrari Spider de más de 200 mil dólares y pagos millonarios a sus tarjetas de crédito.

El 10 de agosto de 2010, ante la indiferencia e inoperancia del gobierno de México para emprender acciones legales contra los responsables del caso de sobornos, el gobierno de EU detuvo en Houston a Ángela Gómez de Aguilar. Su esposo sigue prófugo.

En el expediente judicial, se señala que el FBI no tiene identificado el monto de los contratos otorgados por la CFE a Lindsey Manufacturing Company, sólo tiene claro que a través de un esquema de lavado de dinero, Arturo Hernández Álvarez recibió de esa compañía pagos por más de 5.8 millones de dólares.

De acuerdo a una investigación realizada por Reporte Indigo, entre 2006 y 2009, Lindsey Manufacturing Company recibió más de 20 contratos de la CFE, muchos de ellos por adjudicación directa. El monto supera los 50 millones de dólares; los conceptos son venta de “torres y estructuras metálicas”, “maquinaria y equipo eléctrico” y “máquinas y herramientas”.

Las acusaciones en las cortes de Houston y California se han concentrado en ciudadanos de Estados Unidos, empresas que operan en ese país y empresarios mexicanos que se prestaron a la simulación de los sobornos, pero el caso ha dado un giro inesperado.

El cártel eléctrico

Quienes creían que el caso de sobornos pagados por empresas de Estados Unidos a la CFE ya había tocado fondo, se equivocaron
La investigación profunda en EU apenas comienza, y no se están revisando uno o dos contratos irregulares, sino más de una década de corrupción sistémica en la empresa paraestatal (de 1997 a 2009) durante la era de Alfredo Elías Ayub.
El yate, el Ferrari y los pagos de tarjetas American Express son sólo la punta del iceberg.
El 29 de septiembre pasado, el principal cómplice de los funcionarios de la CFE, la empresa ABB Inc., firmó un acuerdo con la sección de Fraudes del Departamento de Justicia para proporcionar toda la información sobre los sobornos.
El blanco de los procesos judiciales del gobierno de Estados Unidos es la red de por lo menos cinco altos funcionarios de la CFE apodados por los empresarios que pagaban los sobornos como “The Good Guys” (Los buenos muchachos), como si se tratara de un grupo de mafiosos.
Dos de ellos son Néstor Félix Moreno Díaz –denunciado por Reporte Índigo desde octubre de 2009– y Arturo Hernández Álvarez, ambos ex directores de Operaciones de la CFE nombrados por Elías Ayub.
Hasta el día de hoy, se ha descubierto que las empresas ABB Inc. y Lindsey Manufacturing Company pagaron a “los buenos muchachos” por lo menos 8 millones de dólares en sobornos, pero la cifra podría ser mucho más alta e implicar a ocho gerencias regionales de transmisión de la CFE: norte, noreste, central, peninsular, sureste, oriente, occidente y Baja California.
Estas gerencias otorgaron contratos a las dos empresas por miles de millones de dólares.
Si lo que se ha descubierto hasta hoy resulta escandaloso, las investigaciones del gobierno de Estados Unidos podrían sacar a la luz el caso de corrupción administrativa más grande de los últimos años en México.
El expediente de ABB NM
Todo comenzó el 18 de abril de 2005, cuando directivos de la empresa ABB Ltd, que tenía su sede en Suiza, pero su principal centro de negocios estaba en Sugar Land, Texas, revelaron voluntariamente al FBI y al Departamento de Justicia que sus filiales ABB, Inc. y ABB NM pudieron haber violado las leyes anticorrupción de Estados Unidos.
ABB NM tenía como clientes principales a gobiernos de otros países, a los cuales les vendía bienes y servicios a través de representantes.
Una de las principales revelaciones hechas por la empresa fue que ABB NM tenía como representante en México a la compañía Equipos y Sistemas de México (Esimex), con base en la Ciudad de México, cuyo directivo principal era Fernando Maya Basurto, quien representaba a ABB ante la CFE y Luz y Fuerza del Centro.
De acuerdo a las pesquisas internas hechas por la propia ABB Ltd, ABB NM, cuyo agente general era John Joseph O’Shea, enviaba una serie de depósitos a Esimex, a una cuenta en BBVA Bancomer, pero también realizaba transferencias bancarias a otros individuos, no sólo a Maya Basurto.
El FBI descubrió que Maya Basurto indicaba a quién se debía depositar el dinero. Todos eran sus familiares o amigos.
Para la triangulación, fueron utilizadas 11 cuentas bancarias en las que se hacían depósitos de menos de 10 mil dólares para no llamar la atención de las autoridades hacendarias. Esas transferencias se hicieron entre 2002 y el 29 de noviembre de 2004.
Entre 1997 y 2003, ABB obtuvo, entre otros contratos, uno llamado Sitracen (1997) y otro identificado como Evergreen. Con los dos, la empresa ganó 81 millones de dólares.
Y aunque hasta ahora el FBI sólo tiene identificado el pago de un millón de dólares a cuatro funcionarios de la CFE, sabe que el acuerdo con los servidores públicos mexicanos era de una “comisión” de 10 por ciento del valor del contrato, por lo que el monto de los sobornos podría ser mucho mayor.
John Joseph O’Shea fue despedido de ABB en 2004, y sus cómplices, tanto Basurto como los funcionarios de la CFE, intentaron ayudarlo a disfrazar los sobornos con facturas de servicios que ABB nunca recibió.
Luego de una investigación de cuatro años realizada por el FBI, Maya Basurto fue detenido el 25 de abril de 2009 y acusado de lavado de dinero.
El 10 de junio de ese año, el Departamento de Justicia de EU presentó una acusación formal ante la Corte de Distrito Sur de Houston, Texas, contra el mexicano acusado de lavado de dinero y pago de sobornos.
Derrotado por las pruebas bancarias en su contra, Fernando Maya Basurto se declaró culpable de los cargos el 16 de noviembre de 2009 y aceptó cooperar con el Departamento de Justicia proporcionando información sobre la red de corrupción.
Ese día se inició en la misma Corte de Houston una acusación contra ABB y O’Shea.
Pese a que el gobierno de Felipe Calderón debía tener conocimiento del caso, en octubre de 2009 decidió desaparecer la compañía Luz y Fuerza del Centro.
Lo hizo para dar más poder, más recursos y más contratos al equipo corrupto de la CFE, cuyo miembro más conocido era Moreno Díaz, quien pese a las acusaciones y pruebas en su contra, no fue removido de su cargo y se le permitió seguir firmando contratos.
Dichos contratos hoy se encuentran bajo sospecha de haber sido otorgados mediante el pago de un millonario soborno.
Además de Moreno Díaz, en el expediente de la Corte se señala a otros tres altos funcionarios de la CFE.
En entrevista, el ex diputado Cuauhtémoc Velasco señaló que por las fechas en que se dieron los hechos, los otros dos implicados son Arturo Hernández Álvarez y Oswaldo Gangoiti, ambos antecesores de Moreno Díaz en la Dirección de Operaciones de la CFE.
En los correos que se enviaron O’Shea y Maya Basurto, se refieren a los funcionarios de la CFE que recibían sobornos como “The Good Guys”. Y hablan del soborno como el “impuesto del tercer mundo”.