Se colapsa economía de varias localidades
DECADENCIA. El pueblo de Nuevo Necaxa repudia la decisión del gobierno (Foto: VÍCTOR HUGO ROJAS EL UNIVERSAL )Esto es en la comunidad de Nuevo Necaxa, ubicada en el municipio de Juan Galindo de Puebla, donde las ventanas de los hogares, las fachadas de comercios, los postes, las bancas y todo tipo de mobiliario urbano son el marco perfecto para colgar mantas o pegar cartulinas con leyendas que repudian el decreto de extinción de Luz y Fuerza del Centro (LyFC).
A sus 52 años, María Elena Jardines Arroyo es empleada de la farmacia San Ángel, ubicada en el centro del pueblo. Con lágrimas relata cómo la sólida economía de ésta y al menos ocho localidades aledañas se ha desmoronado.
Durante los 10 años que tiene trabajando en este sitio fue testigo de la prosperidad del negocio hasta verlo convertido en una tienda de abarrotes y medicinas. El comercio no se daba abasto y tenía una plantilla laboral de nueve personas; después de cerrar la planta hidroeléctrica de Necaxa hoy sólo cuatro conservan su empleo, pero se turnan en el transcurso de la semana ante la baja demanda.
Las ventas, explica María Elena, decrecieron entre 70 y 80%, razón por la que los estantes del local lucen semivacíos. “No sólo afectaron a los 44 mil trabajadores de Luz y Fuerza, también nos arrastraron a familias completas, alteraron la economía de los pueblos vecinos, nadie tiene para comprar”.
La mujer comenta que sus dos hijas estudiaban el bachillerato en un Cebetis del municipio, ambas tuvieron que abandonar la escuela. Su marido permanece en la ciudad de México acompañando el movimiento. Aseguran que no pierden la esperanza.
La noche que no durmieron
Domingo Aguilar Vázquez, subsecretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) División Necaxa, recuerda perfectamente la noche del sábado 10 de octubre de 2009.
“Tan sólo un día antes había tomado protesta como subsecretario junto a los compañeros del nuevo comité; aquí se acostumbra hacer un convivio al día siguiente, o sea el sábado, yo fui a pagar el alquiler de las sillas y las mesas cuando un compañero jubilado me llamó por celular, me dio la noticia: ‘están tomando Luz y Fuerza en México’”.
Tan pronto lo supo se trasladó a la subestación de El Salto, pero fue demasiado tarde: elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP) tenían rodeado el lugar.
Esa noche, 620 trabajadores activos de Nuevo Necaxa regresaron con temor e incertidumbre a sus hogares; las familias lloraron, aún lo hacen, asegura.
Alrededor de 220 personas han aceptado su liquidación, mientras las otras 400 permanecen en pie de lucha; todos los días aún hacen un paro simbólico en la entrada de la planta que permanece custodiada por federales.
Domingo Aguilar asegura que el servicio que presta Comisión Federal de Electricidad es pésimo. Argumenta su tesis al señalar las fallas de suministro en diversas zonas del Distrito Federal y áreas aledañas.
Platica que dos centenas de compañeros no continuaron en la resistencia, porque se vieron presionados, aceptaron su liquidación porque necesitaban mantener sus hogares, pero los que integran el movimiento han creado un sistema de ayuda comunitaria.
Los domingos realizan una dinámica denominada “cambalache”, donde intercambian objetos que pueden ser útiles entre unas familias y otras, dependiendo de sus necesidades.
Hay una cocina comunitaria donde los huelguistas acuden a almorzar; se instaló la “proveeduría”, donde la población puede adquirir productos de la canasta básica a precios menores, los espacios del sindicato se rentan como estacionamiento y algunos jubilados dan una cuota mensual para imprimir volantes.
FUENTE:
http://www.eluniversal.com.mx/estados/78231.html
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